Articulos de España |
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Nada nuevo bajo el Sol Arturo Perez Reverte
Las Ratas cambian de barco |
Este artículo fue escrito por Arturo
Pérez Reverte en abril de 2004.
Lo hemos publicado para demostrar
que España sigue igual. Me refiero, igual de mal, de corrupta,
de hipócrita, en fin, una verdadera mierda de políticos
españoles.
El título original era "Las ratas cambian
de barco" pero debido a la inmaculada conservación de
la Casta
Política, lo he renombrado "Nada nuevo bajo
el Sol".
Y
o no sé si España cambiara o no, pero
lo que si que sé, es que los políticos no lo harán.
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Arturo
perez Reverte - Cogidos a contrapelo, e intentando recobrar
el paso perdido.
Por ahí andan. Tan previsibles ellos, y con tan poca vergüenza.
En los últimos ocho años, cada vez que abríamos
un diario o encendíamos el arradio estaban allí, ellos
y ellas, empleados en minuciosas tareas de palmeo fino y succión,
peones de brega dispuestos a dar unos oportunos capotazos para ayudar
al señorito, siempre y cuando eso no los obligara a salir mucho
del burladero. No me pidan nombres, que me da risa. Léanse algunas
columnas de periódico, oigan ciertas tertulias radiofónicas
y decidan ustedes.
Lo chusco es que uno, que fue puta antes que monja,
ya conocía a varios de cuando el duodecenato -o como carajo
se diga- de la etapa anterior. Tenía las fotos, vamos, de esos
mismos jetas peloteando con idéntico entusiasmo a los anteriores
amos del cotarro. Incombustibles, inasequibles al desaliento y sin
cortarse un pelo, en plan muy bueno lo tuyo, ministro, o hay que ver,
presidente, está feo que te lo diga, pero eres un hombre providencial.
Y encima, guapo. Siempre dije que tú esto y que tú lo
otro.
En fin. A unos cuantos de esos lameculos tuve ocasión
de tratarlos un poco durante mi época de reportero, cuando a
veces me tocaba la cobertura informativa de un viaje oficial a alguna
zona africana o latinoamericana de mi competencia, primero con la Ucedé y
luego con el PSOE. Pasmaba el compadreo, oigan. Las mamadas.
Luego ganó el PP -es
un decir, porque en esta puta
España nunca gana la oposición; pierden los gobiernos-,
y todos los sicarios que llevaban acumulados cuatro trienios ganándose
el jornal como finos analistas orgánicos decidieron que, con
la coartada moral de contribuir al pluralismo democrático del
nuevo tinglado, no había problema en integrarse en las tertulias
de radio y en los medios informativos copados por los vencedores. Cobrando,
claro. Todo lo contrario: allí podrían aportar su granito
de arena, su experiencia y su hombría de bien, templando el
discurso fascista, etcétera. Y oigan. Tanta dedicación
le pusieron a lo de templar, que ponías la radio o la TV a
cualquier hora del día y de la noche, y siempre salían
los mismos, con sus lugares comunes, su ya lo decía yo, su demagogia
inculta y todoterreno, su osadía a la hora de enjuiciar cualquier
tema situado en el cielo o la tierra. Y sobre todo su descarada adulación
al poder que les llenaba el pesebre.
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Nada nuevo bajo el Sol Arturo Perez Reverte
Las Ratas cambian de barco |
La verdad -las cosas como son- es que en momentos cruciales como
lo del Prestige y la guerra de Iraq, todos esos mierdas se ganaron
el jornal, adaptándose con pasmosa flexibilidad a cada coyuntura:
virtuosos de la contradicción propia sin consecuencias, especialistas
en afirmar exactamente lo contrario de lo que afirmaban semanas atrás,
maestros en echar cortinas de humo con la coletilla: yo siempre sostuve
que. Y ojo: no hablo de quienes, a su manera, por convicción
ideológica o por los garbanzos, justifican su salario de honrados
mercenarios trabajando para quien les da de comer. Eso lo hace hasta
el que aprieta tornillos en la Renault. No. Hablo de los otros. De
ciertos impúdicos polivalentes, útiles lo mismo para
un cocido que para un estofado. De los trincones golfos que, entre
lametones y lametones, viajes en aviones presidenciales y comidas
en La Ancha -donde nunca pagan ellos la cuenta- ensañándose
con el débil y adulando al poderoso, tienen los santos huevos
de manipular y mentir como ratas, mientras se proclaman sin ningún
rubor ecuánimes, equilibrados, vírgenes y honorables.
Y claro. Ahí los tienen a todos ellos de nuevo, cogidos a
contrapelo e intentando recobrar el paso perdido. Yo no quería,
me obligaron, sólo pasaba por allí. Como para echar
la pota, oigan. El espectáculo. Pese a lo mucho que llevamos
visto en este desgraciado país, todavía asombra el
cinismo, la demagogia, el oportunismo con el que esa gentuza se cambia
de bando -mi apuesta clara siempre fue Zapatero, la arrogancia del
Pepé no podía terminar bien, etcétera- y se
dispone a trincar, a costa de sus perspicaces análisis, también
durante los próximos cuatro años.
¿Y saben qué les
digo? Que ahí estarán: en las mismas tertulias, en
las mismas radios, en las mismas TV y en las mismas columnas de
los diarios. Diciendo sin despeinarse lo contrario de lo que decían
hace un mes, como si los lectores y los oyentes y los teleespectadores
fuésemos gilipollas. Que lo somos. A fin de cuentas, mande
quien mande, quienes tienen el poder siempre necesitan a los mismos.
No se cómo lo hago pero cada vez
que trato de escuchar argumentos ajenos veo como los míos
cobran solidez
- Santacreu
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