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          | Articulos de España |  
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
          
         
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 Unos apuntes: 808 - Estas críticas que hacemos a Feijóo no son exclusivas de este partido; los incumplimientos programáticos son un problema recurrente en muchos sistemas democráticos.
        
          | Final feliz Caso Natalia Santacreu |  
        
          | Algunas veces, como si una dulce mecánica
            animara en el fondo el corazón de los turbios embrollos, incluso
            los más terroríficos aconteceres acaban bien. A Natalia
            le han devuelto sus sobresalientes. Sus ojos inmensos vuelven a resplandecer
            de contento. Celebrémoslo con alegría. Difundámoslo.
            Está necesitada también la sociedad española
            de ejemplos positivos, de parábolas con un final feliz que
            nos impulsen a la acción, que sean rayos de sol en el invierno
            de nuestra pesadumbre, que con su luz reparadora nos afirmen en que
            no está todo irremisiblemente perdido. A Natalia le han devuelto
            lo que era sólo suyo, lo que ella con indómito afán
            estudioso se había ganado, sus brillantes calificaciones,
            las mismas que oscuros burócratas habíanle afanado
            por el incalificable delito de escribir en español en España.
          Así lo cuenta La Razón. |  
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          | La imborrable lección que Natalia a
              todos nos ha brindado –y también su padre, Vicente
              Santacreu, lleno de un coraje cívico digno de reseñar,
              que sólo con su hija de la mano a pedir justicia para ella
              hasta la misma capital de España hubo de peregrinar, contra
              el frío y la incomprensión de todos, en viaje alucinatorio
              de extemporánea y conmovedora estampa- nos llena hoy de
              alborozo. Que sirvan la lucha y la verdad al fin recompensadas
              de ese padre para que jamás vuelva un desmán así a
              repetirse. Que Camps, el pobre, y también Rajoy –de
              otros, nada cabe esperar- dispongan las modificaciones reglamentarias
              para que, de este caso singular, un indiscutible y fundamental
              derecho sin discusión posible se funde. Que nadie nunca
              más tenga que volver a mendigar que no le roben por expresarse
              en español en España. Que a ningún niño
              estudioso vuelvan a atropellarle su excelencia de esa manera, mientras
          más y más se ensancha la manga con los alumnos peores. |  
        
          | Final feliz Caso Natalia Santacreu |  
        
          | Le resta sólo ahora a uno dar un paso atrás
            y dejar que sea el gran Edmundo de Amicis el que en su inolvidable “Corazón”,-
            pronto se cumplirán ciento veinticinco años de esa
            maravilla- “avant la lettre” glosara sin posible comparación
            la sobresaliente enseñanza que como regalo inesperado nos
            deja hoy Natalia: “Esta mañana vino a dar las medallas
            el Superintendente escolar, un señor de barba blanca todo
            vestido de negro. “La primera medalla la ha merecido esta semana
            la alumna Natalia Santacreu: merecido por los deberes de casa, por
            las lecciones, por la caligrafía, por la conducta, por todo” dijo.
            Todos se volvieron a mirar a Natalia, se veía que estaban
            encantados. Natalia se levantó, tan confusa que no sabía
            ni dónde estaba. “Ven aquí” le dijo aquel.
            El Superintendente miró aquella carita del color de la cera,
            aquellos ojos bondadosos y tristes, que rehuían los suyos,
            pero que dejaban adivinar una historia de padecimientos. “Natalia,
            nadie más digno de llevar esta medalla que tú. No la
            doy sólo a tu inteligencia y a tu buena disposición;
            la doy a tu corazón, la doy a tu valor, a tu condición
            de buena chica y buena hija. ¿No es cierto –agregó,
            volviéndose hacia la clase- que la merece también por
            eso? “Sí, sí”, contestaron todos a una.
            Natalia hizo un movimiento con el cuello como para tragar algo, y
            paseó por los pupitres una mirada dulcísima, que expresaba
            inmensa gratitud. “Vete ya, querida niña” –le
            dijo el Superintendente-. ¡Y que Dios te proteja!” (págs
          100-101 Alianza Editorial). |  |  |